Mis sagradas escrituras
Hay una serie de textos literarios que han dejado una huella indeleble en la mente, un rastro que llega mucho más hondamente de lo que uno realmente es capaz de advertir, hasta las raíces más profundas; textos que pasan a ser parte integrante de lo que se es, de quién se es, alterando a su alrededor la constelación de pensamientos, percepciones y emociones que nos definen. Esos textos son para cada cual, en el sentido más literal, sus sagradas escrituras, las fuentes de las que mana un cosmos interior al que periódicamente se ha de regresar, cuando lo que ocurre a nuestro alrededor nos hace perdernos de nosotros mismos, extraviarnos en una exterioridad que nos disuelve, que nos lleva al olvido de nuestro propio ser. Entonces, abrimos cualquiera de esos libros y su lectura es como un bálsamo, un reconstituyente que nos llena y conforta de nuevo y nos recuerda algo muy importante que siempre estamos perdiendo de vista. Basta hojearlos y dejarse llevar por cualquiera de sus páginas, apenas unos minutos, y nos ponen de nuevo en camino hacia nosotros mismos. Si eso no es lo sagrado, yo no sé qué es.
D. D. Puche
26/01/2021
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