SER AUTOR INDEPENDIENTE



Si queréis conocernos un poco mejor, aquí tenéis una entrevista para la librería online y plataforma literaria Smashwords.


Describe tu escritorio.

[David] Mi escritorio está siempre lleno de pilas de libros y cosas como bolígrafos, penn-drives, tazas de café, latas de cerveza (llenas y vacías), y toda clase de porquería y desorden. No es que ese desorden me guste, pero es lo que hay; refleja los procesos que ocurren en mi cabeza. Hay períodos en los que tengo el escritorio limpio, recogido, vacío, y coinciden siempre con épocas en las que no estoy escribiendo ni, en general, haciendo nada provechoso.

¿Cuándo empezaste a escribir?

[Daniel] Desde la infancia he escrito cuentos y otras cosillas sin importancia, pero fue en la universidad cuando quise tomármelo en serio y escribí una serie de relatos y el comienzo de varias novelas. No obstante, todo era una basura, y no fue hasta años después cuando empecé a escribir de forma plenamente seria y profesional, tras un larguísimo y penoso proceso de ensayo-error.

¿De qué va vuestro último libro?

[David] Se titula La ley de los caídos, y pertenece al mundo de Balada de los Caídos, nuestra primera novela publicada, aunque es una novela corta ambientada en Madrid. Un Madrid sobrenatural, lleno de ángeles caídos que forman una especie de clandestinidad que controla el crimen y (valga la redundancia) las finanzas y la política. El protagonista, Salvador Morel, es un Juez de los caídos al que persiguen precisamente por haber hecho bien su trabajo; se ha convertido en un tipo peligroso del que conviene deshacerse. No es más que una metáfora de la situación política actual, evidentemente. Y de forma singular en España.

¿Qué te motivó para ser autor indie?

[Daniel] Está claro: el sistema editorial español no funciona. Las editoriales no arriesgan, no buscan sangre nueva, sólo publican a los de siempre, los consagrados, protegidos por algún gran grupo editorial que se gasta enormes sumas en publicitarlo y a quien dan todos los premios literarios. Lo que escriben suele ser mediocre, además, pero es precisamente lo que esos grandes grupos quieren convertir en estándar de lectura y cultural. Entretanto, generaciones enteras de nuevos escritores, muchos con talentos arrolladores, permanecen en el más absoluto anonimato del que ninguna agencia o editorial va a sacarlos. Publicar de forma independiente se convierte así en una salida difícil pero casi inevitable, y al menos ejerces un control mayor sobre tu obra.

¿Qué es lo mejor de escribir para ti?

[Daniel] Tener las ideas y verlas acabadas. Es glorioso, como un parto. Pero antes hay que escribir esquemas, borradores, versiones preliminares, revisiones, etc., lo cual es penosísimo. Un trabajo infinitamente más duro del que la gente que nunca ha escrito nada puede imaginarse. Meses o años de sacrificio para el que no se sabe si va a haber alguna recompensa.

¿Quiénes son tus autores favoritos?

[David] En relación a los géneros que cultivo... a ver... en cuanto al terror, Lovecraft, Chambers y Machen. En ciencia ficción, William Gibson, Philip K. Dick y Lem. En fantasía, en realidad nunca me ha gustado mucho nada que haya leído; mis referentes "fantásticos" (y ello ya es un poco retorcido) son Borges y Kafka. Y luego citaría, en general, a Chandler, Hammett, Dostoievski, Faulkner, Joyce, y un largo etcétera de autores tan variopintos que sería difícil decir cómo he terminado donde he terminado.

¿Qué te inspira para levantarte de la cama cada día?

[David] La taza de café que me espera. Nada más. Ni escribir, ni el amor, ni ningún ideal. El café. Luego ya veremos.

Cuando no estás escribiendo, ¿en qué empleas tu tiempo?

[David] Leo mucho, veo aún más películas y series, pierdo más tiempo en redes sociales del que debería y viajo mucho menos de lo que querría. Y el resto del tiempo se me va en el trabajo con el que me gano la vida, manteniendo reluciente mi piso y cuidando a mis conejos. Mi vida es poco exótica, qué le voy a hacer.

¿Recuerdas la primera historia que escribiste?

[Daniel] No; los recuerdos se hunden en la infancia. Quizá la primera fuera un relato de Sherlock Holmes que escribí siendo muy niño y que, por supuesto, hace décadas que ya no existe. Y como destruyo casi todo el material que no me gusta, y éste es casi todo lo que escribo... pues no queda mucho. Me quedo sólo con lo que vale. Es una cuestión de higiene mental.

¿Cómo es tu proceso de escritura?

[Daniel] Escribir muy deprisa, intentando pensar lo menos posible y que la procrastinación no me venza. Y luego, cómo no, corregir, corregir, corregir... tanto, que del texto original al final no queda casi nada. Pero escribir es siempre reescribir.

¿Cómo te aproximas al diseño de las portadas?

[David] Soy muy visual, muy cinematográfico, tanto en lo que escribo (lo imagino siempre como una película) como en los aspectos gráficos que lo acompañan. Las portadas intentan ser siempre un reflejo bastante dinámico del texto; una instantánea que capture el tema y el ambiente de la obra, que en cierto sentido resuma el sentido esencial de ésta. Pero, como el propio texto, luego esa idea hay que pulirla para que se sostenga, para que tenga una coherencia visual y gráfica interna. Y suele alejarse un poco de la idea inicial. El grafismo tiene su propia entidad, es hasta cierto punto autónomo, se proponga uno lo que se proponga. 

(3-6-2017)
  


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